Había ganas de ver “Wicked: For Good”, la segunda parte de la adaptación de la novela y musical tras el éxito y el nivel notable que logró la primera parte el año pasado. Esa primera mitad en la que decidieron partir esta historia, sorprendía por la magia que creaba gracias a la conexión de sus dos magníficas protagonistas (Elphaba y Glinda), lo bien que tejía esta historia mal contada sobre una mítica villana y por su espectaculares y potentes números musicales que culminaban con el apoteósico “Defying Gravity”. Pues, por desgracia, toda esa magia se ha perdido en esta segunda mitad.
El primer gran lastre que sufre la película es ver cómo las dos protagonistas, de nuevo maravillosas Cinthia Erivo y Ariana Grande, viven la mayor parte del metraje por separado lastrando el interés y ritmo de la trama y haciéndonos echar en falta esa gran química que consiguen juntas. El segundo gran problema reside en que todo el desarrollo de las tramas se siente acelerado e incoherente en muchos momentos como consecuencia de la falta de desarrollo previo que en ningún momento el director decide dedicar. Todo ello lastra la parte final de la historia donde por fin nuestras protagonistas se reencuentran y donde la emoción debería estallar, pero muchas de sus reacciones y emociones no se entienden por culpa de esa falta de desarrollo previa. Como colofón, el tercer gran problema reside en un cúmulo de canciones y números musicales carentes de la potencia que tenían en la primera parte y que resultan totalmente olvidables al momento.
No todo es malo en “Wicked: For Good” ya que los momentos donde sus actrices coinciden la película se eleva. Además, cómo consigue enlazar con la historia de “El Mago de Oz”, si aceptas que algunas cosas “Las hizo un mago” (nunca mejor dicho), son muy disfrutables y sorprendentes. La historia entre Elphaba y el personaje de Jonathan Bailey funciona a la maravilla y nos regala un final muy bonito y emotivo. Se agradece que agrande su mensaje ante las élites fascistas que atacan al diferente y se inventan bulos para poder perpetrar sus deleznables actos. El diseño de producción y vestuario vuelven a ser perfectos y consiguen compensar la plana e insulsa dirección y fotografía del film.
Si éste llega a ser el nivel de una primera película, vería imposible ver a “Wicked: For Good” nominada en los Oscar más allá de sus actrices y algún apartado técnico, pero puede que el gran nivel de su antecesora le arrastre a conseguir un hueco entre las diez nominadas a Mejor Película que realmente no merece. En definitiva, es un cierre frustrante a una historia que nos ilusionó y sorprendió hace un año que nos deja mal sabor de boca al no haber sido capaz de culminar a un buen nivel.
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