The Substance, una película de Sitges en el Zinemaldi

 

Cuando el Festival de San Sebastián decidió programar The Substance el sábado a las 23:59 algo nos decía que era para no espantar a las maravillosas señoras que invaden las sesiones del premio del público en el Teatro Victoria Eugenia y que la película de Coralie Fargeat no peleara con Megalopolis por la nota más baja de la edición. Así que esperábamos algo incómodo y sangriento de ver, pero lo que vimos en ese pase no entraba dentro de imaginación alguna.


The substance es la películas más asquerosamente maravillosa de ver que un servidor ha contemplado. Un torbellino de sangre, pústulas, prótesis, pus, desmembramientos y the body horror elevado a la máxima potencia inimaginable por el ser humano. En definitiva, una obra maestra del género que pagaría por experimentar de nuevo en el próximo Festival de Sitges


Pero es que, además de esa salvajada visual, The Substance es la película que mejor ha expuesto y reflexionado en la última década cómo los cánones de belleza actúan de cárcel corporal tanto para las mujeres en Hollywood como en general. Lo que es quedar a un lado con el paso inevitable del tiempo, ser demasiado mayor (pese a estar maravillosa) para el 90% de los papeles y trabajos, que una versión más joven, guapa y con las carnes más en su sitio sea mayor reclamo laboral que tú, los retoques físicos a los que se ven obligadas a someterse para terminar siendo, también, rechazadas y criticadas por ello, en definitiva, hasta dónde seríamos capaces de llegar por alcanzar la inalcanzable eterna juventud (referencia clara a Dorian Gray). 


Para ello, quién mejor para representar todo esto que una actriz como Demi Moore (sigue estando guapísima) que ha vivido en sus propias carnes toda esta dictadura de la belleza pasando de ser una de las estrellas más importantes en los 90 para pasar al ostracismo más absoluto. Demi Moore está histórica en la que es el papel de su vida, se entrega fisicamente a unos niveles inauditos, dejando escenas (como una ante un espejo) para el recuerdo. 


A un guión mucho más inteligente de lo que parece, se une una dirección por parte de Fargeat que imprime fuerza y un estilo que no hace más que aumentar la potencia de la historia e imágenes que estamos viendo. Por último, la cantidad y calidad de prótesis, siliconas y maquillaje hará las delicias de los que somos fans de esos efectos analógicos cada vez más escasos en el cine reciente.

En lo que a los Oscar se refiere, veremos si la Academia se atreve a darle lo que se merece a una propuesta tan loca y salvaje. Desde Todo Cine creemos que debería estar nominada o, al menos, pelear la nominación en las siguientes categorías: Película, Dirección, Guión original, Actriz (Demi Moore), Actriz secundaria (Margaret Qualley), Montaje, Maquillaje y Sonido.

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