“Sinners” es de largo la mejor película de Ryan Coogler hasta la fecha, un auténtico pepinazo y una de las películas más espectaculares de lo que llevamos de 2025. El director de “Black Panther” ha compuesto una obra magna alucinante tanto a nivel formal como a nivel narrativo.
En Misisipi durante los años 30, dos gemelos regresan a casa tras 7 años de trapichear lejos de allí con la intención de abrir un local donde la comunidad negra pueda evadirse de su día a día entre música y baile. Para ello contarán con la ayuda de su primo, un genio del Blues, y otros tantos colaboradores, parejas, exparejas y amigos. Coogler mezcla géneros con una soltura y contundencia increíbles. Desde el noir, western, drama, terror, gore…todo funciona en esta joya. Coogler consigue además su película con más mensaje y reflexión social. Racismo y apropiación cultural tratados y adaptados de una forma magistral.
“Sinners” se divide claramente en dos partes. La primera sirve para introducir a los personajes y hacernos conocer la historia de cada uno de ellos mientras asistimos a un recordatorio de todo lo que abarca la historia de la raza negra, tanto los detalles de los horrores más grandes que sufrieron, como aquello que les caracteriza, su cultura. Toda ella representada principalmente por la música, que tiene un papel fundamental en la historia. Una partitura descomunal de Ludwig Goransson sirve tanto como vehículo de conducción narrativo, como condensadora de toda la identidad negra pasada, presente y futura (hay una escena musical que juega con ello absolutamente histórica) y representación de vehículo de escapatoria de su realidad diaria que les otorgaba momentos de libertad. Una libertad que nos lleva a la segunda parte de la película, donde se despierta una maldad en forma de vampiros con el único objetivo de hacerse con esa música, esa libertad. Es una genialidad el giro al terror que hace el director creando su propio “Abierto hasta el Anochecer”. Vampiros que atemorizan y van quitando la sangre y la vida a los personajes como representación de un racismo que va desde la apropiación cultural, la esclavitud, el KKK y mucho más. Gracias al tiempo que se toma en construir las bases de la película en su primera mitad, la segunda acaba resultando un vendaval de emociones que acaban de redondear la experiencia.
En definitiva, con “Sinners” Ryan Coogler ha creado una obra cumbre en su carrera. Una película alucinante que nos recuerda por qué nos gusta el cine y por qué debemos seguir yendo al cine.
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