“Un Simple Accidente”: Panahi nos hiela la sangre con este thriller tremendamente divertido y político.
Uno de los platos fuertes de los que pudimos disfrutar en el Festival de San Sebastián fue la ganadora de la Palma de Oro en la última edición del Festival de Cannes, "It Was Just An Accident" del director iraní Jafar Panahi. Un Jafar Panahi que se convertía, así, en uno de los pocos cineastas ganadores de los tres grandes festivales de cine a lo largo de la historia, Oso de Oro en Berlín (“Taxi”), León de Oro en Venecia (“The Circle”) y Palma de Oro en Cannes (“Un Simple Accidente”). El cine de Panahi siempre ha tenido una connotación política y reivindicativa contra el régimen iraní que le persigue continuamente, pero también es un cine muy accesible para el público en general. “Un Simple Accidente” podría ser, sin duda, su película con mayor facilidad de llegada a ese gran público, pero sin dejar de reflejar la dura opresión que el régimen iraní imparte a quienes se oponen a él. En esta ocasión, la película arranca con un accidente sin aparente importancia que sufre una familia en su coche durante una noche en un camino de tierra y piedras. Tras éste deciden llevar el coche a un taller donde el padre de la familia es identificado por uno de los trabajadores como un antiguo militar del régimen iraní que le torturo y destrozó su vida. La sed de venganza hace a este hombre secuestrar al padre de familia para identificarlo y ajustar cuentas. A partir de ahí, Panahi se las apaña para convertir esta historia de dolor y venganza en una Road movie divertida, dinámica y por momentos con situaciones disparatadas a la que se van sumando personajes que ayudan a identificar a este hombre y buscan también su propia venganza. Panahi nos plantea muchas preguntas ¿Cómo deberían actuar las víctimas de dichas torturas cuando caiga el régimen y ambos bandos tengan que volver a convivir y empezar de cero?, ¿Será posible alguna vez que las heridas de la sociedad iraní cicatricen? o ¿Actuar por venganza no sería convertirse en el mismo monstruo que esos torturadores?. Panahi nos muestra de forma clarísima el estado de dolor, rencor y paranoia en la que está asentada hoy en día la sociedad de Irán, a la vez que deja muy claro, con las decisiones finales de los personajes, por qué los torturados nunca podrán ni deberían llevar a cabo las atrocidades de los torturadores. Panahi consigue un thriller muy divertido a la vez que tenso, jugando con el espectador durante mucha parte del metraje con la incertidumbre de si nos encontramos realmente ante la persona que buscan los protagonistas o no y si realmente serán capaces de llevar a cabo su venganza. La película cuenta con uno de los finales más escalofriantes y terroríficos del año, usando solo un plano fijo y el uso de un sonido consigue helarte la sangre, ponerte en la piel de esos torturados y dejarte con mal cuerpo. En definitiva, nos encontramos ante una película excelente en todas sus vertientes, a la que podemos considerar como una gran ganadora de la Palma de Oro y un reconocimiento para un cineasta con tanto talento como valentía. Sería un placer ver a un director como Panahi en los Oscar, donde, a día de hoy, podría tener sus mayores oportunidades de nominación en la categoría de Mejor Película (las últimas Plamas de Oro entraron), Guión Original y Película Extranjera donde tendrá que batirse en duelo con grandes obras como “Sentimental Value”, “No Other Choice” o “El Agente Secreto”. En dirección nos hemos acostumbrado a tener un nombre no norteamericano entre los cinco nominados, pero en esa batalla parece haber tomado ventaja el noruego Joachim Trier con su “Sentimental Value”.
A continuación os dejamos nuestra video-crítica de “Un Simple Accidente”:

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