"The Smashing Machine": Ben Safdie sorprende con este biopic bien dirigido, pero falto de ambición.

La cinefilia sufrió uno de los shocks más potentes cuando hace unos años recibimos la noticia de que los hermanos Benny y Josh Safdie decidían separar sus caminos y empezar sus carreras como directores en solitario. Algo sorprendente, ya que trabajando juntos nos habían entregado películas absolutamente magistrales, llenas de ritmo, garra, tensión y locura con personajes llevados al límite por sus desastrosas decisiones como son la gran "Good Time" con un pletórico Robert Pattinson y su obra maestra "Uncut Gems" con un histórico Adam Sandler. En esta separación de caminos, Josh Safdie apuesta con el estreno (el día de Navidad) de "Marty Supreme", la historia de un buscavidas que se ganaba la vida jugando al ping pong y, por su parte, Benny Safdie nos entrega "The Smashing Machine" la historia de Mark Kerr, un luchador de UFC que subió a lo más alto para caer en picado en su vida y carrera deportiva. Sorprende que ambos hayan optado por filmar biopics. ¿Quién será el Safdie bueno?

Centrándonos ya en "The Smashing Machine", Dwayne Jonshon da vida a Mark Kerr, un luchador entregado en cuerpo y alma a la UFC que logró dos campeonatos mundiales para vivir una caída a los infiernos deportivos y personales a causa de las drogas y los excesos y de una relación de toxicidad con su mujer Dawn, una siempre maravillosa Emily Blunt. Viendo esta "The Smashing Machine" la primera deducción que se nos viene a la cabeza es que Benny tuvo poco que ver con todo lo que convertía a las ya mencionadas "Good Time" y "Uncut Gems" en filmes sensacionales y no porque el debut en solitario de Benny sea una mala película o esté mal dirigida, sino porque nos hemos encontrado una película tremendamente clásica y sin esa electricidad, ritmo, garra y fuerza que tenían los trabajados mencionados junto a su hermano Josh. Ben Safdie se hizo con el León de Plata a mejor dirección en el último Festival de Venecia, quizás algo excesivo teniendo en cuenta que había trabajos de dirección como el de Yorgos Lanthimos en "Bugonia" o el de Park Chan-Wook con "No Other Choice", pero es un premio que puede llegar a tener sentido. Ben, dentro de un sorprendente clasicismo ya mencionado, consigue una puesta en escena muy especial logrando, junto al trabajo de fotografía de Maceo Bishop, una sensación de naturalidad rozando incluso la estética documental y de archivo con recursos como alejar o esconder la cámara de la acción. Otro gran acierto en el aspecto de dirección es el trabajo de contención que consigue con Dwayne Jonshon. El actor californiano realiza una actuación muy potente, pero a la vez íntima y controlada alejándose del exceso en su búsqueda de demostrar que es capaz de hacer papeles "serios" y, en esto, creo que la mano del director se nota. El último aspecto a destacar (y algo que posiblemente juegue en contra de la película) de la dirección de Ben Safdie es su intento de entregarnos un biopic deportivo que se aleje de los códigos habituales de este. Aquí no hay dramatizaciones excesivas, ni melodrama gratuito, ni un némesis de nuestro protagonista, ni una escena de redención, renacimiento o tragedia definitiva final.

Pero esta última virtud mencionada puede acabar jugando en su contra, ya que si los biopic deportivos, buenos o malos, siempre tienen ciertos códigos puede que sea por alguna razón. "The Smashing Machine" se siente como una historia sin fuerza, sin rabia, sin energía y sin nada especial respecto a otros biopics deportivos como para merecer ser contada o, por lo menos, para comprender el por qué del interés del pequeño de los Safdie de llevar esta historia a la pantalla como su primer trabajo en solitario. El guión se siente como si faltaran piezas para comprender y completar mejor la historia de Mark Kerr, la relación entre el protagonista y Dawn se siente desdibujada y poco desarrollada provocando poco entendimiento por parte del espectador en ciertos momentos, lo que provoca la sensación de estar desaprovechando a una actriz como Emily Blunt. A una película basada en un luchador de la UFM se le podría pedir unos momentos de peleas con fuerza, potencia y energía visual, pero también se contagia de la falta que tiene la película en estos aspectos. En definitiva, "The Smashing Machine" es un poco un sí pero no, un debut algo decepcionante conociendo los trabajos previos del director, pero lejos de ser una mala película. Con bastantes virtudes y con muchos defectos. Dwayne Jonshon tendrá difícil conseguir la nominación en la próxima edición de los Oscar ya que la película no tendrá opciones en ninguna otra categoría, aunque de conseguirlo creemos que sería una merecida nominación. El día de Navidad, con el estreno de "Marty Supreme", saldremos de dudas, ¿El Safdie bueno es Ben?, ¿Es Josh? o ¿deberían dejarse de historias y volver a trabajar juntos?

Vídeo crítica de “The Smashing Machine”



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