Ari Aster tiene dos tipos de películas, las pertenecientes a ese género considerado “terror elevado” (“Hereditary” y “Midssomar”) con un consenso positivo entre público y crítica y aquellas fábulas que tiran del absurdo, del humor negro y de una atmósfera inexplicable como son “Beau Is Afraid” (para un servidor su obra maestra) y desde ahora, también, “Eddington” las cuales tuvieron un recibimiento bastante tortuoso en sus respectivos estrenos. Con “Eddington” se le acusó de pasarse de listo disparando contra todas y cada una de las ideologías actuales equiparándolas de forma peligrosa, cosa que sinceramente no comparto. Aster dispara sí, pero en ningún momento los actos, consecuencias y burlas atribuidas a cada bando comparten el mismo nivel de gravedad. Creo que Aster confirma que se es capaz de entregar mejores y más interesantes películas cuando apuesta por este tipo de propuestas.
“Eddington” es un western descarnado que se toma su tiempo en explotar. Su primera parte nos muestra la rivalidad por hacerse con el poder de un pueblo llamado Eddington entre el alcalde del pueblo (progresista y muy concienciado en las políticas anti-covid) y el sheriff (negacionista y conservador) que decide presentar su candidatura. Se va creando un caldo de cultivo entre ideologías donde no faltan ni activistas del Black Lives Matter, ni gurús conspiranóicos, ni grandes empresas moviendo hilos, ni las redes sociales como maquinaria incesante de bulos y manipulaciones e incluso tenemos viejas rencillas y cuentas pendientes entre sus protagonistas. Todo ello acaba provocando una segunda parte sangrienta y brutal que parece mezclar un western de los hermanos Coen con el arco dramático de Travis Bickle, mítico protagonista de “Taxi Driver”.
En su parte reivindicativa, Aster no se corta un pelo ni con derechas, izquierdas, negacionistas, manifestantes y grandes poderes, pero creo que siempre queda claro, con la gravedad de las acciones que realiza cada bando, contra quién carga con mayor dureza. Aster ataca (porque hay dónde atacar) a esas personas que hablan en nombre de otras a las que dicen defender buscando más popularidad que otra cosa, muestra ciertas manipulaciones de los grupos de izquierdas o algo de hipocresía en la relación palabra/actos del alcalde protagonizado por Pedro Pascal, pero a quien más ataca y quienes realizan los actos más graves que detonan absolutamente todo son al personaje del Sheriff (extraordinario Joaquin Phoenix), a los poderes que manipulan todo desde las sombras y a aquellos conspiranóicos que usan la debilidad y el miedo de los demás en su propio beneficio. La primera parte es un alarde de mezcla y manejo de distintos géneros, comedia negra, absurdo, thriller, misterio. Todo fluye, salvo con alguna excepción, de manera bastante convincente gracias a la mano de Aster en el guión y detrás de cámara. Pero es en su segunda mitad donde Aster muestra su talento en la puesta en escena de unas secuencias sangrientas y brutales que mantienen al espectador pegado al asiento con la imposibilidad de apartar la mirada.
Antes mencionábamos la comparativa del personaje interpretado por Joaquin Phoenix con el de la obra maestra de Martin Scorsese, “Taxi Driver”. Ambos se autoproclaman víctimas de una sociedad que no les respeta ni entiende y cuya frustración provocada por distintas situaciones que se interponen en lograr el objetivo que para ellos es justo, termina sacando lo peor de cada uno de ellos llevándoles a cometer actor terribles. Hasta comparten, a su manera, cierto destino final a la conclusión de sus respectivos viajes.
En definitiva, “Eddington” es una película estupenda que fue maltratada o incomprendida por la mayoría en su estreno y que esperamos que el tiempo vaya poniendo, al igual que al personaje de Joaquin Phoenix y lo que representa, en su lugar.
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