"Los Domingos" Alauda Ruiz De Azúa (Sección Oficial)
Debo admitir que una de las películas que más ganas tenía de ver durante los 9 días que estamos teniendo la suerte de cubrir la 73 edición del Festival de San Sebastián es la última película de Alauda Ruiz De Azúa directora de esa absoluta maravilla llamada "Cinco Lobitos" donde realizaba un retrato magistral sobre la maternidad y las relaciones madres-hijas. En esta ocasión, la directora vizcaína nos presenta la historia de Ainara (maravilloso debut de Blanca Soroa), una joven que al sentir la llamada de Dios decide comunicar a su familia que quiere hacerse monja de clausura. Alauda Ruiz de Azúa nos ha regalado una película magistral, divertida, emotiva, ácida y profunda de una complejidad enorme. Coge un tema como la fé religiosa en la juventud para reflexionar sobre ella y la estigmatización social que sufre hoy en día, como si de la homosexualidad en épocas pasadas y presentes se tratara. Con una sensibilidad y claridad enorme consigue trasmitir el sentimiento de amor puro y verdadero que muestra Ainara y el resto de monjas de clausura hacia Dios, sin esconder en ningún momento las dudas obvias y normales que pueden surgir en una adolescente de 17 años. La directora consigue que comprendamos también la parte de miedo y negativa que surge en la familia de Ainara ante la noticia de que va a renunciar a todas y cada una de las fases de la vida que una chica de su edad está por vivir. No esconde algunos aspectos más que cuestionables de la vida en clausura como la casi pérdida absoluta de contacto con la familia, casi total aislamiento del mundo exterior o la renuncia a ciertos aspectos de la vida ya comentados. La película saca tiempo, gracias a la figura de la tía (increíble como siempre Patricia López Arnaiz) que no solo no comprende la decisión sino que la intenta torpedear, para retratar a aquellas personas que juzgan el estilo de vida de los demás cuando no son capaces de controlar su propia vida y desearían tener la mitad de claro los valores y prioridades en la vida que aquellos a quien juzgan. El contraste entre una vida dedicada al amor De Dios, las hermanas y la no necesidad de bienes materiales provoca un contraste abrumador con una vida de pareja donde el amor se está apagando, de conflictos familiares y de dependencia absoluta por lo material. La dirección de Alauda es magnífica en todos los aspectos, tanto en la dirección de actores, el equilibrio entre comedia y drama, y una puesta en escena impecable. A falta de ver el resto de la Sección Oficial y sin olvidarnos de la espléndida “Maspalomas”, podemos decir que tenemos candidata (y de las buenas) a la Concha de Oro.
"SAI: Disaster" Yutaro Seki, Kentaro Hirase (Sección Oficial)
El cine asiático siempre suele entregarnos alguna maravilla inesperada en su Sección Oficial, como fue el caso de la película "Bound In Heaven" en la anterior edición del Zinemaldi, así que no es de extraña que esperásemos con muchas ganas "SAI: Disaster", dirigida por Yutaro Seki y Kentaro Hirase, el cual ha escrito una de las películas de género con mejores críticas de este 2025, "Exit 8". "SAI: Disaster" es un thriller psico-fantástico sobre un serial killer que se aparece a sus distintas víctimas con una apariencia distinta en cada uno de los casos mientras una policía observa un cierto patrón común en distintos cuerpos encontrados muertos sin más razón que un simple accidente o el suicidio, lo que le hace iniciar una investigación sobre los casos. El film está estructurado en torno a las distintas víctimas provocando, junto a su montaje, un toque de fantástico que funciona de maravilla. La película crea una atmósfera inquietante y amenazante gracias a, entre muchas cosas, la presencia física espeluznante que tiene el supuesto asesino, su acercamiento a las víctimas y a unas imágenes impactantes de los cuerpos asesinados de las mismas. Unos asesinatos que nunca son mostrados en pantalla, solamente presenciamos los cuerpos ya sin vida que, finalmente, nos hace plantearnos los mismos interrogantes que la agente de policía que sigue el caso ¿Realmente hay un motivo detrás de las muertes o simplemente se tratan de suicidios y desastres aleatorios? En “SAI: Disaster” asistimos a las dos formas de tomarse la vida y las desgracias que aparecen, intentando entenderlas y buscar la razón de por qué ocurren, o simplemente saber que suceden y punto. Visualmente la película está compuesta por planos y secuencias muy cuidados, tiene un ritmo calmado y se toma su tiempo a la hora de exponer sus sucesos, pero le sienta bien y consigue mantener al espectador intrigado e involucrado con la historia. Ojalá tenga presencia en el palmarés, dirección sería un premio más que merecido para una propuesta muy especial e inusual dentro de la Sección Oficial de Festival de San Sebastián.
"Ungrateful Beings" Olmo Omerzu (Sección Oficial)
Una alegría ver al director checo Olmo Omerzu, realizador de una película muy recomendable como "Winter Flies", peleando por la preciada Concha de Oro con su quinto largometraje, "Ungrateful Beings" que sigue la historia de David, un padre que decide pasar unos días de vacaciones con su hijo pequeño y su hija adolescente la cual sufre graves problemas de trastornos alimenticios. Un día la hija conoce a un chico problemático, hijo del dueño de un restaurante, y se enamora de él empezando una relación sentimental. De inmediato la adolescente presenta una mejoría emocional que se traslada también a su cuerpo ya que empieza a comer y tolerar mejor los alimentos. El padre, pese a no estar del todo convencido, acepta la relación de su hija dados los progresos conseguidos. Posteriormente el padre del novio aparece brutalmente asesinado, convirtiéndose su hijo en el principal sospechoso. El padre de familia toma la decisión de apartar a su hijo del presunto sospecho y vuelve a casa con sus hijos donde le espera su mujer y madre de los niños. La hija vuelve a presentar sus problemas alimenticios al separarse de su novio y la película se convierten en un intento por parte de los padres, usando todo tipo de mentiras y artimañas, para conseguir la mejora del estado de salud de su hija y la conservación de la estabilidad familiar. La película adquiere una tonalidad de comedia cada vez más y más negra, ácida y surrealista que resulta muy atractiva para el espectador. Además, el final logra a nivel narrativo redondear la película de Omerzu convirtiéndola en un film bastante sólido. En su contra decir que el uso que hace de los trastornos alimenticios de la hija resulta algo frívolo dada la inmediatez con la que se asocia la mejoría de ella a la presencia del novio. Pero si consigues superar este aspecto, estamos ante una película muy estimulante gracias a la combinación de humor y mala leche que tiene y a su dinamismo narrativo. La película no es un divertimento vacío, ya que consigue llevarnos a reflexionar las mentiras que nos decimos a nosotros mismos y a los demás para poder conservar la estabilidad familiar, hasta dónde seríamos capaces de llevar por nuestros seres queridos y sobre una vida en la que siempre habrá algún aspecto que altere nuestra felicidad. A nivel de palmarés, “Ungrateful Beings” debería irse de vacío ya que no destaca en ninguno de los aspectos que premian los distintos galardones, pero de tener opciones en algo sería en su ingenioso guión.
“It Was Just An Accident" Jafar Panahi (Perlak)
Uno de los platos fuertes de este cuarto día en el Festival de San Sebastián ha sido la ganadora de la Palma de Oro en la última edición del Festival de Cannes, "It Was Just An Accident" del director iraní Jafar Panahi. Un Jafar Panahi que se convertía, así, en uno de los pocos cineastas ganadores de los tres grandes festivales de cine a lo largo de la historia, Oso de Oro en Berlín (“Taxi”), León de Oro en Venecia (“The Circle”) y Palma de Oro en Cannes (“Un Simple Accidente”). El cine de Panahi siempre ha tenido una connotación política y reivindicativa contra el régimen iraní que le persigue continuamente, pero también es un cine muy accesible para el público en general. “Un Simple Accidente” podría ser, sin duda, su película con mayor facilidad de llegada a ese gran público, pero sin dejar de reflejar la dura opresión que el régimen iraní imparte a quienes se oponen a él. En esta ocasión, la película arranca con un accidente sin aparente importancia que sufre una familia en su coche durante una noche en un camino de tierra y piedras. Tras éste deciden llevar el coche a un taller donde el padre de la familia es identificado por uno de los trabajadores como un antiguo militar del régimen iraní que le torturo y destrozó su vida. La sed de venganza hace a este hombre secuestrar al padre de familia para identificarlo y ajustar cuentas. A partir de ahí, Panahi se las apaña para convertir esta historia de dolor y venganza en una Road movie divertida, dinámica y por momentos con situaciones disparatadas a la que se van sumando personajes que ayudan a identificar a este hombre y buscan también su propia venganza. Panahi nos plantea muchas preguntas ¿Cómo deberían actuar las víctimas de dichas torturas cuando caiga el régimen y ambos bandos tengan que volver a convivir y empezar de cero?, ¿Será posible alguna vez que las heridas de la sociedad iraní cicatricen? o ¿Actuar por venganza no sería convertirse en el mismo monstruo que esos torturadores?. Panahi nos muestra de forma clarísima el estado de dolor, rencor y paranoia en la que está asentada hoy en día la sociedad de Irán, a la vez que deja muy claro, con las decisiones finales de los personajes, por qué los torturados nunca podrán ni deberían llevar a cabo las atrocidades de los torturadores. Panahi consigue un thriller muy divertido a la vez que tenso, jugando con el espectador durante mucha parte del metraje con la incertidumbre de si nos encontramos realmente ante la persona que buscan los protagonistas o no y si realmente serán capaces de llevar a cabo su venganza. La película cuenta con uno de los finales más escalofriantes y terroríficos del año, usando solo un plano fijo y el uso de un sonido consigue helarte la sangre, ponerte en la piel de esos torturados y dejarte con mal cuerpo. En definitiva, nos encontramos ante una película excelente en todas sus vertientes, a la que podemos considerar como una gran ganadora de la Palma de Oro y un reconocimiento para un cineasta con tanto talento como valentía. Sería un placer ver a un director como Panahi en los Oscar, donde, a día de hoy, podría tener sus mayores oportunidades de nominación en la categoría de Mejor Película (las últimas Plamas de Oro entraron), Guión Original y Película Extranjera donde tendrá que batirse en duelo con grandes obras como “Sentimental Value”, “No Other Choice” o “El Agente Secreto”. En dirección nos hemos acostumbrado a tener un nombre no norteamericano entre los cinco nominados, pero en esa batalla parece haber tomado ventaja el noruego Joachim Trier con su “Sentimental Value”.




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