“La Trama Fenicia”, Wes Anderson nos trae un café para muy cafeteros

Wes Anderson ha conseguido una cosa cada vez más difícil en los tiempos que corren en el Séptimo Arte, crear un estilo y un imaginario inconfundible, hasta el punto de que simplemente hacer falta ver un fotograma al azar de una de sus últimas obras para saber qué ha sido filmada por el director texano. Solo esto ya es suficiente para celebrar cada una de sus nuevas películas en las que con el paso de los años, Anderson ha ido perfeccionando más y más su puesta una escena milimétrica en simetrías, detalles y colores pastel, creando un mundo ante el que solo puedes quedar extasiado por semejante alarde visual. Muchos acusan de que Wes Anderson ha perdido emoción y fuerza en sus historias en favor de dicha puesta en escena, que sus ultimas películas eran artificios vacíos que funcionaban como mera excusa para sus filigranas visuales. Una concepción absolutamente equivocada, “Isla de Perros”, “La Crónica Francesa” y “Asteroid City” son tres obras maestras visuales y argumentales que reflexionaban y/u homenajeaban desde el trato a las personas inmigrantes, pasando por la historia del periodismo, terminando por el sentido y propósito de nada más y nada menos, la vida.

Con “La Trama Fenicia”, Anderson sigue apabullando al espectador con una imaginería visual alucinante, desinflando el peso reflexivo y de profundidad de la trama (aunque sigue hablándonos de muchos temas nuevos en su filmografía) y aumentando la diversión por medio de, directamente, una historia clásica de aventuras. Es tal el clasicismo aventurero de su trama que por momentos parece que nos encontramos dentro de un cómic de Tintín, homenajeado claramente por el personaje de un divertidísimo Michael Cera. El Magnate Zsa Zsa Kordan, tras sufrir una serie de intentos de asesinato decide nombrar máxima heredera a su hija monja,de la que hace años no sabe nada de ellos, para evitar que sus enemigos políticos puedan quedarse con su fortuna en caso de muerte, los mismos enemigos que se las apañan para provocar una brecha económica que pone en peligro su último gran proyecto. Korda y su hija deberán emprender un viaje para convencer a distintos inversores para cubrir dicha brecha. Este punto de partida, por momentos confuso, sirve de excusa para que asistamos a una aventura divertidísima en la que seremos testigos de un popurrí de accidentes de aéreos, intentos de asesinato, disparos, bombas, ataques terroristas, espías, personajes disparatados, secretos familiares e, incluso, partidos de baloncesto. 


Toda la película está liderada por unos fantásticos Benicio Del Toro (Korda), Mia Threapleton (hija de Kate Winslet e hija monja de Korda) y el ya mencionado Michael Cera (como una especie de mayordomo del magnate) así como, una interminable lista de estrellas realizando algo más que cameos. La banda sonora corre a cargo de, como casi siempre en el cine de Anderson, Alexandre Desplat que vuelve a componer una música que crea, de nuevo, una simbiosis inseparable con el deleite visual al que asistimos. En definitiva, “La Trama Fenicia” es un paso más en la evolución en el cine de Wes Anderson al que llevamos asistiendo esta última década. Gustará a los más fans de sus últimos títulos y expulsará a los que no convencieron dichas obras pero lo que no se puede negar es que una mirada tan propia como la del director nacido en Houston, es algo para celebrar en los tiempos que vive el cine. 



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