“La Furia”, Brutal retrato de las consecuencias de una violación

La Furia”, segundo largometraje detrás de la cámara de Gemma Blasco, ha sido una de las grandes triunfadoras de la última edición del Festival de Malaga, haciéndose con los galardones de Mejor Actriz (Ángela Cervantes), Actor Secundario (Álex Monner) y montaje…y podemos afirmar que cualquier premio se le queda corto porque estamos ante un thriller dramático absolutamente alucinante.


Sus primeros y últimos 15 minutos son de una fuerza visual y narrativa brutales, un deleite de ritmo, angustia y crudeza para el espectador que consigue dejarte exhausto ante tal avalancha de imágenes. Todo ello dirigido de forma magistral, con cámara nerviosa, fueras de campo que hielan la sangre y una puesta en escena y ritmo perfectos. Pero es que el resto de la película se sigue dirigiendo con maestría, sensibilidad y una calma necesaria para que la película gane un poso emocional imprescindible para golpear con fuerza al espectador en su tramos final.


La Furia” cuenta la historia de una violación y las consecuencias que tiene para la víctima y sus familiares en el día a día. Gemma Blasco es valiente y no se guarda nada en la recámara, poniendo en sobre la mesa la reacción de un entorno ante una violación. Desde la primera reacción de culpar a la víctima, hasta buscar un curso de defensa personal como solución ante el problema. Asistimos a una culpabilidad propia por parte de la víctima consecuencia de una sociedad todavía con rasgos muy machistas. Vemos como lo que menos parece importar es la propia víctima y  sus secuelas físicas y psicológicas. Durante toda la película asistimos a distintos tipos de masculinidad tóxica que lo único que hacen es empeorar situaciones y la vida de la protagonista. El tramo final es un claro reflejo de esa masculinidad que ante una violación de un ser querido considera más importante resarcir el daño a su propio honor que las secuelas de la víctima real, respondiendo con más de esa masculinidad en forma de violencia que lejos de solucionar las cosas refuerzan más el dolor y aspectos como la injusta culpabilidad que siente la víctima en estos casos.


Por último, mención a parte merece una espectacular Ángela Cervantes, la cual ya nos conquistó en “La Maternal” de Pilar Palomero. Un torrente de fuerza, rabia, dolor y fragilidad que construyen una de esas actuaciones incontestables que deberían, como mínimo, garantizarle la nominación al Goya a Mejor Actriz.

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