La guerra de los Rohirrim, un regreso triunfal a la Tierra Media

Desde las tres obras maestras que nos entregó Peter Jackson con su trilogía original ha habido numerosos intentos de volver a la Tierra Media pero todos ellos acabaron siendo productos fallidos que pretendían vivir de la nostalgia y que ni siquiera se acercaban al nivel de las tres primeras películas. Probablemente por eso, por ser una historia totalmente independizada de toda nostalgia, “La guerra de los Rohirrim” es lo mejor que ha pisado la tierra media desde 2003. Además de ser una historia con vida propia dentro de el universo de Tolkien, estamos ante una historia llena de emoción, entretenimiento, sangre y oscuridad que resulta un divertimento absoluto durante sus más de 2 horas de metraje.

Es conocido dentro del mundo de Tolkien la leyenda del Abismo de Helm donde el rey Helm mano de hierro defendió a su pueblo de la invasión dunlendina, pues “La guerra de los Rohirrim” narra el nacimiento de dicha leyenda y de su auténtica protagonista y heroína, la hija del rey Helm que, como avisa el prólogo de la película, nadie recordará en el futuro. Una vuelta de tuerca magnífica que no solo funciona como reconocimiento a todas esa mujeres cuyos nombres la historia olvido en favor de los hombres sino que entrega una protagonista y un relato contundentemente feminista.

Además, aunque la esencia de la historia sea bastante reconocible, la película es realmente cruda y oscura llena de violencia, muerte, traiciones y crueldad alejándose de cualquier infantilización del relato. También cuenta con bastante elementos exagerados para cimentar la leyenda que narra y que sienta muy bien al tipo de animación usada. Una animación que compensa la clara falta de presupuesto con una mezcla de dibujo clásico y de texturas distintas que crean un producto muy especial.

Como ya hemos dicho “La guerra de los Rohirrim” es una película que vuela libre de cualquier atadura con la trilogía original pero eso no quita para que tenga algún guiño o elemento reconocible que está usado y funciona de forma genial. Es el caso, entre algún otro, de la BSO típica de Rohan (sí, la de la famosa carga en los Campos de Pelenor) que te pone los pelos de punta desde la primera nota.

En definitiva, “La guerra de los Rohirrim” demuestra que si se hacen bien las cosas y nos alejamos del fan service barato, se puede explotar mundos conocidos obteniendo un resultado sobresaliente.


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