Salve María, la terrorífica cara B de la maternidad

En los últimos años el cine español ha tenido la tendencia de trasladar a la gran pantalla la experiencia que supone la maternidad en las mujeres desde distintos puntos de vista. El resultado, por lo común, ha sido de lo más satisfactorio ya que nos han regalado algunas de las mejores películas recientes del cine patrio. Ejemplo de ello son, entre algunas, las maravillosas “Cinco Lobitos” y “La maternal”, películas que desde un nivel muy alto de realismo reflejaban dicha experiencia en distintas situaciones.

Salve María va un paso más allá. Sin dejar de mostrar con tremendo realismo el día a día de María, una escritora que recientemente ha sido madre, la película otorga a la historia un alto grado de retorcimiento y maldad para entregarnos un ejercicio de tensión y puro terror maravilloso. La película se atreve a llevar al extremo los posibles problemas que se pueden encontrar, y que son tabú, en la cara B de una maternidad vista como una especie de parásito que va terminando con la persona que eras a base de miedos, fobias, responsabilidades, sueños rotos…llevándote al límite de arrepentirte de haber sido madre e, incluso, llevándote más allá de dicho límite. Porque lo más valiente que hace Salve María es mostrar ese más allá del límite, tanto en pensamiento como en acción, algo que existe, sucede y provoca una culpabilidad y un odio propio interno con el que nadie te enseña a lidiar.

Mar Coll se confirma como una directora con mucho estilo visual sobre todo en las escenas más propias del género de terror, pero también como una directora sutil capaz de captar de manera sensacional emociones y sentimientos para el espectador.

Por último mencionar el aspecto que más destaca dentro de la película, entre las muchas cosas buenas que tiene, que es la inmensa interpretación de Laura Weissmahr. Otra ficha más para el tablero de la partida del Goya a mejor interpretación femenina donde ya destacaban trabajos maravillosos como los de Tilda Swinton (The Room Next Door), Carolina Yuste (La Infiltrada) o Patricia López Arnaiz (Los Destellos).

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