Cuando en 2021 Clint Eastwood nos entregó su última película “Cry macho” muchos tuvimos una sensación agridulce al tratarse de una película bastante floja dentro de la filmografía de esta leyenda y de existir la posibilidad de convertirse en su último trabajo detrás de las cámaras. Algo que para nada habría empañado su trayectoria inigualable pero muchos deseamos que sus últimos trabajos delante y detrás de cámara hubieran sido las sobresalientes “Mula” o “Richard Jewell” ambas estrenadas en 2019 y ambas un recordatorio de que Eastwood ha sido el último gran director clásico de Hollywood. Así que, con el anuncio de el rodaje de, esta vez sí, su última película Juror#2 se abría la posibilidad de un cierre a la altura de su leyenda.
Juror#2 no solo es una película a la altura del legado de Clint Eastwood, es una de las mejores películas de su filmografía, una de las que más trabajo reflexivo carga sobre el espectador y una de las que mejor refleja la moral y ética por las que se mueve el mundo y la sociedad actual. Juror #2 es un viaje cinematográfico al pasado, a un tipo de cine que ya no existe y que no se hace. Clint Eastwood ha creado su propia “12 hombres sin piedad” partiendo de una historia tremenda y aportando su calma, elegancia y clasicismo habitual consiguiendo unos niveles de poso solo al alcance de un maestro. La trama toma un nivel de suspense e intriga hitchcoriana gracias al espacio que se deja para que el espectador se sitúe en el lugar del protagonista y realice sus propios juicios de moral y ética y reflexione sobre cómo actuaría ante los conflictos internos a los que se enfrenta el personaje principal.
Juror#2 parte de una idea y un guión potentísimos. Justin, un exalcohólico y hombre de familia que espera su primer hijo, recibe la citación como jurado para participar en el caso de la muerte de una mujer a manos, supuestamente, de su novio el cual cuenta con gran cantidad de antecedentes previos. Desde el comienzo del juicio Justin (la mejor actuación de la carrera de Nicholas Hoult) se dará cuenta de que las circunstancias de la muerte de dicha mujer coinciden con un accidente que tuvo él hace un año en el que creyó haber golpeado su coche contra un ciervo. A partir de ahí, la película crea un laberinto de tensión, incertidumbre, debates morales y arrepentimientos tanto para el protagonista como para el propio espectador. Un ejercicio brillante de un director que vuelve a tratar a los espectador como verdaderos adultos al ofrecerles tal cantidad de debates internos.
Juror #2 deja un inmenso poso en el espectador, un regusto amargo, terrorífico y desolador sobre el ser humano y el mundo en el que vivimos, donde nuestro egoísmo y necesidad de mantener las vidas cómodas y plácidas que tenemos nos hace mirar hacia otro lado ante las injusticias del mundo que sufren los demás. En muchos casos, en otros no hace ni falta, autoengañándonos para poder lidiar con nuestras conciencias. También hay espacio para la crítica a un sistema judicial americano que en muchas ocasiones hace aguas y falla de forma alarmante y, que en muchas otras, se mueve por interés partidista y político.
Siendo fiel a su estilo, a sus 94 años, Eastwood sigue dirigiendo con calma, elegancia, clasicismo y una cámara casi siempre fija y en la mejor posición posible pero también con gran fuerza y profundidad este thriller judicial con aroma a película de otro siglo. Acompañado por una fotografía oscura, sobria y clásica a cargo de Yves Bélanger (Mula o Richard Jewell) y un reparto fantástico con unos maravillosos Toni Collette y J.K Simmons que se unen a un, ya mencionado, extraordinario Nicholas Hoult.
Para finalizar, hay un momento en la película donde se debate sobre la dualidad verdad y justicia. Ante ello solo podemos afirmar que la verdad sobre Juror#2 es que nos encontramos ante una película sobresaliente que hace justicia a la leyenda del Clint Eastwood director. Si este ha sido el final del viaje, solo decir “gracias” porque ¡Qué final!, ¡Qué viaje!.
Comentarios
Publicar un comentario