El cine atraviesa una época plagada de remakes, secuelas, precuelas y todo tipo de explotaciones de la nostalgia y fenómenos pasados. Bien es cierto que el 90% de esos productos resultan productos sin alma ni sentido creados para aprovecharse de la nostalgia del espectador medio y conseguir un buen rendimiento en taquilla que provoque beneficios. En algunos casos, cuando hay un buen guión detrás, una intención más allá de la pura nostalgia o el fanservice, nos podemos encontrar con productos de un nivel sobresaliente como es el caso de Top Gun Maverick o Alien: Romulus.
Posiblemente el gran problema de Gladiator II es haberla concebido como una secuela de aquel tótem icónico que fue la película del año 2000 y no como una película de acción con identidad propia. Porque empezando por las justificaciones arguméntales para unir ambas películas que dejaremos que descubráis y alucinéis por vuestra cuenta, aunque adelantamos que están escritas y pensadas de la misma forma desastrosa y sonrojante que el resto del guión (habría que alejar a David Scarpa de cualquier tipo de método de escritura) hasta el flaco favor que se le hace a un actor intimista como Paul Mescal al unirlo a la larga sombra que proyecta un Russell Crowe todo fuerza y carisma arrollador en un personaje que ya es historia del cine, la película sufre una derrota apabullante en comparación con la ganadora de 5 Oscars en casi todos los aspectos. No solo es inferior en la parte emocional de la historia sino que la película está mucho peor rodada y montada en su parte de acción. La primera Gladiator nos mostraba unos tigres reales en el Coliseo creando secuencias de acción icónicas, aquí nos tenemos que conformar con unos monos y tiburones con un cgi propio de la serie b (el rinoceronte que sale sí está muy logrado). Hay batallas que tienen finales anticlimáticos o que están tan mal montadas que no puedes más que estar perdido y descolocado ante tal avalancha de imágenes. Aunque como ya hemos comentado la peor parte se la lleva un guión lleno de agujeros inexplicables y absurdos que difícilmente tengan justificación. Paul Mescal y Pedro Pascal hacen lo que pueden con personajes sin desarrollo y mal escritos de los que no sabes ni conoces nada.
Pero no todo son cosas negativas, en su haber le podemos añadir los dos emperadores interpretados de manera muy divertida y alocada por Joseph Quinn y Fred Hechinger. Aunque lo mejor de Gladiator ll está en todo lo relacionado con ese titán llamado Denzel Washington. Desde su interpretación maquiavélica donde se lo pasa pipa y muestra su lado más retorcido (merecidísima nominación como actor secundario) hasta toda su trama/juego de titiritero que busca ir ascendiendo en los peldaños del poder. Precisamente esa trama es lo más interesante de la película y lo que mejor mostrado está, Roma como escenario de una partida de ajedrez donde a cada movimiento lo acompaña un puñado de mentiras, traiciones y manipulaciones en busca del ascenso al poder.
Una ultima cosa positiva que provoca Gladiator II es la mayor admiración, que ya era gigante, hacia blockbusters como Dune Parte 2, adultos, bien escritos, con sentido e identidad propia, y de una factura técnica de diez. Había sospechas de que Gladiator ll podría quitar a Dune parte 2 el título de gran película comercial del año y tras haber visto ambas solo podemos decirle a Gladiator II que “Fuerza y ánimo” porque va a ser que no.
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