Ha pasado un mes desde que pudimos ver en el festival de San Sebastián la nueva película de Sean Baker, Anora. Al terminar la proyección un servidor no tuvo ninguna duda de que acababa de ver la mejor película del director de la maravillosa The Florida Project, una obra maestra, la mejor película de año hasta ese momento (luego llegó ese tótem llamado The Brutalist) y una película que reflejaba a la perfección el estado del mundo actual.
Anora cuenta la historia de una joven prostituta de Brooklyn que ve cómo su vida y sus sueños de una un futuro mejor puede dar un cambio radical con la aparición del hijo de un magnate rico que se encariña con ella hasta tal punto de llevársela a recorrer el país de fiesta en fiesta al más puro estilo de una Pretty Woman de la generación Z llena de drogas, alcohol y fiestas y terminando en un matrimonio entre ambos. La aparición de los padres, escandalizados al enterarse que su hijo y heredero de su fortuna ha contraído matrimonio con una prostituta que en su criterio no es digna de semejante posición, y de unos desternillantes matones a su sueldo (impresionantes Karren Karagulian y Yuriy Borisov), hace que los sueños de futuro de Anora salten por lo aires.
En el camino Sean Baker consigue manejar de forma excelsa un equilibrio en comedia y tensión. Anora tiene una de las escenas más divertidas del año en un apartamento en el que se encuentran la protagonistas y los matones. A su vez, la película alcanza niveles de tensión que nos recuerda a los thrillers de los hermanos Safdie que hace que el espectador llegue agotado a la parte final de la película (en el buen sentido). Esa es la intención de Sean Baker para soltarte una última escena que no te esperas y que acaba aprovechando las pocas fuerzas que te quedan para desmontarte. Una escena que sucede en un coche y podemos ver el estado anímico de nuestra protagonista después de todos los acontecimientos. Una escena que termina de redondear la película e invita a reflexionar sobre lo que acabamos de ver. Entre tanta diversión y tensión se nos había olvidado que al final Anora es un historia trágica que nos recuerda que vivimos en un mundo que sirve como patio de colegio para los ricos los cuales juegan y se divierte a su antojo a costa de los sueños y vidas rotas de las clases bajas.
Por último, no podemos acabar la crítica sin mencionar la actuación histórica de Mikey Madison, una interpretación visceral, una fuerza absoluta de la naturaleza que definirá y cambiará la carrera de la joven actriz que ya había mostrado su talento en la Once Upon a Time in Hollywood de Tarantino o en la saga Scream.
En clave Oscar, en Todo Cine creemos que Anora estará muy presente consiguiendo o peleando nominación en las categorías de Película, Dirección, Guión Original, Actriz (Mikey Madison), Actor Secundario (Karren Karagulian, Yuriy Borisov y Mark Eidelstein), Montaje y Fotografía.
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